Analizamos las condiciones de trabajo que definen el día a día de los profesionales de la música en México, abarcando desde los ingresos hasta las experiencias de abuso laboral. Los datos confirman que la precarización es la norma, con bajos ingresos y un entorno que, a menudo, carece de ética y seguridad. Esto refuerza el argumento de que la inestabilidad económica y la violencia laboral son factores clave que impactan en la salud mental de quienes sostienen la industria.
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Precarización económica
La gran mayoría de los encuestados reporta ingresos mensuales por debajo de los $10,000 MXN, lo que confirma que la precariedad económica es un problema sistémico en la industria. La inestabilidad de estos ingresos, que fluctúan de un mes a otro, genera una ansiedad financiera que es el principal motor del estrés.
"He trabajado en festivales gigantes donde no me dan contrato. Te pagan semanas o hasta meses después, y si reclamas, te 'boletinan' (te ponen en lista negra). Es una violencia económica constante. Saben que tienes necesidad y se aprovechan."
Violencia laboral generalizada
La encuesta revela que la violencia laboral está generalizada en la industria. El abuso de poder, la violencia económica y el acoso sexual son las experiencias negativas más reportadas. Este hallazgo es alarmante, ya que demuestra que el entorno de trabajo no solo es precario, sino que a menudo es hostil y poco ético, con un alto índice de abuso y falta de valores que promueven el bienestar y la no maleficiencia.
"El acoso sexual está tan normalizado que ya ni te sorprendes. 'Productores' que te invitan a 'juntas' de madrugada, promotores que te condicionan el pago a 'ser buena onda'. Como mujer, tienes que desarrollar un sexto sentido para esquivar depredadores. Es agotador."
Ausencia de protecciones
Los datos, junto con los hallazgos de la Sección 1, señalan la falta de contratos formales y de seguridad social. Esta ausencia de protecciones deja a los trabajadores en un estado de vulnerabilidad extrema, donde cualquier eventualidad —desde una enfermedad hasta un accidente laboral— se convierte en una catástrofe personal y económica. Las empresas y los promotores externalizan el riesgo al trabajador, creando un sistema que se beneficia de la informalidad para maximizar las ganancias.