Aquí se explora cómo los profesionales de la música en México cuidan de sí mismos en un entorno laboral exigente. Los hallazgos revelan una profunda contradicción: aunque la mayoría de los encuestados valoran y practican hábitos saludables como el ejercicio y la alimentación, las presiones de la industria los llevan a recurrir a soluciones de corto plazo, como el consumo de cafeína, alcohol y tabaco para mantenerse al día. Esto evidencia una lucha constante entre el deseo de autocuidado y las demandas de un sistema que fomenta el agotamiento.
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La paradoja del autocuidado
La mayoría de los encuestados reporta practicar hábitos saludables como el ejercicio y la meditación. Sin embargo, este esfuerzo contrasta con el alto consumo de sustancias para rendir en el trabajo. Esto demuestra una profunda paradoja: los profesionales intentan cuidarse, pero las demandas de la industria los empujan a recurrir a soluciones poco saludables para mantenerse productivos y evitar el agotamiento.
"Mi 'autocuidado' es a base de café, bebidas energéticas y alcohol. Es la única forma de aguantar el ritmo de las giras, la desvelada de la producción y la presión de las entregas. Duermo 3 horas al día. Sé que me está haciendo daño, pero si paro, pierdo mi lugar."
Normalización del consumo
Los datos sugieren que el uso de sustancias como el café o el alcohol para "aguantar el ritmo" se ha normalizado en la industria. Este fenómeno no es un problema de ética individual, sino un síntoma de un sistema que exige un ritmo de trabajo insostenible. El consumo se convierte en una herramienta de productividad, un paliativo temporal que no aborda la raíz del problema: la sobrecarga laboral y la falta de un entorno de trabajo saludable.
"Intento meditar y hacer ejercicio, pero la industria no te da tregua. Terminas una gira y al día siguiente ya tienes que estar componiendo. El 'descanso' se siente como un lujo que no te has ganado. Es una cultura que glorifica el burnout."
Un ciclo de agotamiento
El uso de estas sustancias puede generar un ciclo vicioso. La fatiga y el estrés en el trabajo impulsan el consumo, y este, a su vez, agrava los problemas de salud física y mental, como el insomnio, la ansiedad y la depresión. Esto crea un círculo de deterioro que deja a los profesionales en un estado de vulnerabilidad y agotamiento constante.